Millones y millones de toneladas de basuras se empezaron a acumular, provenientes de la ciudad de Buenos Aires y de los municipios del conurbano, primero en Villa Domínico, en la Ribera del Río de la Plata, en Avellaneda y luego en Bancalari (cercanía del Camino del "Buen Ayre") y en nuestro vecino partido de La Matanza (en Gonzalez Catán).
Históricamente, por cada tonelada de basura depositada, el CEAMSE cobró algo más de 10 dólares al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y un poco menos a los municipios del conurbano. A lo largo de estos años podría estimarse (en realidad no se detallan los cálculos por razones de simplicidad y de espacio) los ingresos del CEAMSE en U$S 600 millones, o sea, al valor actual, para tener una idea: aproximadamente 1680 millones de pesos.
Este negocio millonario, cuyos socios formales (según normativa de creación y estatuto del CEAMSE) fueron el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, funcionó tercerizando los trabajos de construcción y operación de los rellenos en los que se depositaron las basuras. Trabajaron la mayor parte de estos años importantes y conocidas empresas: Techint y Roggio.
Relleno de Villa Domínico
Hoy, entre el suelo y las napas de nuestra provincia, en el área ambientalmente más crítica del país, donde se concentra la mayor población y seguramente uno de los más graves índices de contaminación, industrias abandonadas y ríos polutos, yacen los residuos que originaron tamaños ingresos. Pero también se formaron verdaderas sierras que con su peso ejercen presión hidráulica sobre los acuíferos, con consecuencias no suficientemente explicadas a los ciudadanos.
Los vecinos de Avellaneda y Quilmes libran una lucha sin cuartel por el derecho constitucional a un ambiente sano. En los periódicos aparecen, casi de modo convulsivo, episodios de denuncias que vinculan semejantes depósitos con casos de enfermedades ambientales...
Los 1680 millones de pesos se cobraron, el daño se hizo y quedó; los responsables están y es necesario identificarlos para que la deuda ambiental se pague, los daños se reparen, por lo menos hasta lo técnicamente posible, tal vez algunos sean irreversibles... ¡Es necesario identificar a los responsables!
Existe una iniciativa del gobierno de la Provincia de "disolver el CEAMSE". Debe quedar claro, antes de cualquier decisión, que esta empresa tiene una deuda varias veces millonaria y que si los responsables no remedian los daños ya hechos y los que continúan, en caso de no hacer nada, la sociedad toda deberá pagar con más impuestos (¿quién podrá pagar más?), en términos de pérdidas en la salud y el bienestar, en pérdidas del valor de las propiedades, en gastos de reparación de daños...
Deben establecerse claras responsabilidades. El intento de disolver el CEAMSE puede ser interpretado, de otro modo, con la sospechosa intención del encubrimiento y la dilución de responsabilidades y los responsables deben ser investigados porque son personas, que habiendo sido funcionarios y/o empresarios TIENEN NOMBRE Y APELLIDO.
El pasivo ambiental es una deuda contraída por quien resulta responsable de una determinada degradación del ambiente y que en algún momento deberá ser pagada.
No es fácil tener éxito en la búsqueda de la justicia. Algunos funcionarios que se desempeñaron durante muchos años, hoy están en cargos importantes, por tal el caso del Secretario de Medio Ambiente de la Nación, y es proverbial la dificultad de ser juez y parte.
Aunque en esta realidad tuerta y parcial a la que nos someten las prácticas economicistas, todo parece ser dinero, la gente pasamos a ser un número y la solidaridad y la justicia son especies en extinción, una mirada más integral permitiría apreciar que detrás de los números y las cifras hay personas con aspiraciones y con derechos.
Que no se continúe construyendo sobre las "sierras del litoral del Río de la Plata" un nuevo monumento a la impunidad, la corrupción y la ineficiencia.
Lic. Biol. Norma H. Rodriguez
Mayo 2005