Oscuro... Como el agua
Agua segura y agua para pobres
En la cuenca Matanza Riachuelo, el 35% de la población no tiene servicio de agua por red y el 55% carece de servicio cloacal. Con cinco millones de habitantes en la cuenca, es decir algo más de 13% de la población del país, los que no acceden al agua segura en la sub-región son 1.750.000 personas y los que no tienen cloacas: 2,75 millones de habitantes.
Algunos municipios en particular, están más "desprotegidos" en cuanto a saneamiento. En el sur, por ejemplo 85% de la población del municipio de Ezeiza toma agua de pozo.
Por otro lado, muchos de los habitantes que son servidos por red, ante las dudas respecto de la calidad del agua, ya que hay antecedentes de presencia de nitratos en concentraciones superiores a los valores recomendados por la OMS y prestando atención a las informaciones respecto de la existencia de plutonio en amplios sectores de la cuenca, "compran" agua envasada.
Pero todos los habitantes que se surten de pozo tienen dos alternativas en cuanto al agua de bebida: la primera es comprar agua envasada (que además no es siempre segura) y la segunda y más frecuente dado el bajo nivel adquisitivo de ese sector poblacional: beber el líquido que hay y correr serios riesgos sanitarios (afecciones gastrointestinales y otras enfermedades).
Debe tenerse en cuenta que el metro cúbico de agua (1000 litros) cuesta en áreas servidas por AYSA $0,33, y si además se tiene servicio de cloacas el metro cúbico cuesta aproximadamente el doble: $0,65.
Las familias (tipo) servidas por red gastan menos de $50 por mes en la factura de agua. Las familias pobres toman agua de pozo, no tienen posibilidades de comprar "agua mineral". A razón de dos litros de agua por persona (exclusivamente para bebida) cada familia tipo requiere (2x4x30) 240 litros por mes, y con la más barata significan $240. Si pretendieran usar agua "de marca" como Villa del Sur o Villavicencio ese monto ascendería al doble como mínimo. Conclusión: hay agua para pudientes y hay líquido para pobres con riesgo de amibiasis, hepatitis, parasitosis, diarreas... que por último significan además del daño moral, gastos en el sistema público de salud, que pagamos todos.
El INDEC cloacal
En cuanto al tratamiento de efluentes, en el área metropolitana hay varias plantas: una en el Norte ubicada en San Fernando que con un caudal de 0.9 m3/seg, sirve a unas 270.000 personas, otra en el Sud-oeste, en Aldo Bonzi, que sirve con un caudal de 2m3/seg a 260.000 personas según el Plan Matanza Riachuelo pero a 575.000 personas según AySA: esto es muy parecido a un INDEC cloacal.
Otra planta está en Barrio Uno y hay una en Esteban Echeverría, en la localidad de El Jagüel, que según datos oficiales (Plan Matanza Riachuelo), con un caudal de 0.12 m3/seg sirve a 186.000(¿?) habitantes. (¿otro "índice oficial"?)
Todos ponen, algunos sacan
Cada persona servida por agua de red en el conurbano usa unos 300 litros para beber, asearse, cocinar, limpiar la casa y sus ropas, como mínimo (una cifra muy conservadora, ya que en Rosario, Buenos Aires y otras ciudades el consumo es de unos 500 litros per capita). Sus efluentes están directamente relacionados a este consumo.
El uso del agua es absolutamente diferencial en los hogares y en, por ejemplo, la industria.
Veamos.
Una familia tipo de 4 personas requiere como mínimo unos 1,2 m3/día. Paga unos $50 o saca el agua "dudosa" del pozo y la usa, pagando energía eléctrica.
Una embotelladora de bebidas gaseosas toma 2 litros y medio de agua, sin cargo, le agrega latas o botellas de plástico que van a parar a los basurales o al relleno sanitario por unos cientos de años, desecha más de un litro de efluentes y vende un litro de "producto" embolsando, como negocio que es, unos $2 a valor comercial. Una sola linea de envasado de botellas de 2 litros envasa 17.000 botellas por hora y un tanque de jarabe de 16.000 litros se consume en aproximadamente 3 horas. Cada planta embotelladora suele tener por lo menos dos líneas de envasado que en 8 horas de trabajo demandan (2x17.000x2x2,5x8) 1360 m3 de agua a un valor despreciable pero con un precio de producto al consumidor final de cómo mínimo: $34.000 o sea $850.000 por mes. Usa el agua de 1000 familias, casi gratis y factura por mes cientos de miles de pesos.
Otro ejemplo es el de las procesadoras avícolas. La legislación vigente establece que:
20.3.22 Provisión de agua: Todas las dependencias estarán provistas de agua fría y caliente. Todo establecimiento deberá poseer una reserva de agua en sus tanques para cuatro horas de labor calculada sobre la base de quince (15) litros por ave sacrificada. Esta cifra es básica y será adecuada por el SENASA a los requerimientos operativos.
Esto implica que como mínimo una planta que procese diariamente 200.000 pollos consume 3.000.000 de litros de agua, unos 3000 m3 con el vuelco de los correspondientes efluentes cuya calidad el Estado debe(ría) controlar.
Tres mil metros cúbicos de agua es el consumo diario, según nuestra conservadora hipótesis de consumo de 1,2 por familia, la procesadora de pollos extraería del recurso común, las napas de agua el equivalente al consumo de 2500 familias, con una facturación a precio mayorista de cerca de 1 millón de pesos diarios (200.000x1,8Kgx 2,70).
La vida está vinculada al uso racional del agua y por eso su provisión segura es un derecho humano y es deber del estado el garantizarlo. Ni el derecho ni el deber tienen, por lo menos en nuestra región, alcance universal.
El actual requerimiento de agua para uso humano (potable) se incrementará con el aumento de la población.
Aún en ambientes húmedos como nuestra cuenca del Matanza la ecuación entre extracción y uso del agua y recarga del acuífero del que nos surtimos es absolutamente frágil. El "frente salino" en el área de 9 de Abril tiene que ver con ella.
El agua embotellada, así sea como gaseosas, aguas adicionadas con sales, y otros "jugos" envasados se "exportan" del sistema del cual se extraen a precio vil pero con conspicuas ganancias para unos pocos.
Por otro lado, miles de litros de "agua usada" en procesos industriales se vuelcan en ríos y arroyos y de su calidad dan muestras el estado del arroyo Ortega y del Riachuelo en el caso del ejemplo que nos ocupa. Es agua que se inutiliza, el costo es de todos (deterioro de la salud, del paisaje, mermas en la disponibilidad del recurso), la ganancia de pocos.
Para que aclare
Ponerle un precio al agua potable, para bebida, es comparable a cotizar la vida y la salud. Dejar el manejo del recurso en manos de quienes lucran con él es por lo menos suicida, como sociedad.
El Estado debe garantizar la salud y el agua es un fuerte componente en ese sentido. El agua potable por red y el saneamiento básico deben ser entendidos por los tomadores de decisión y defendidos por la población como los más elementales derechos humanos.
El agua, como materia prima, dado que es un recurso escaso y vital debe incluir el costo natural y social de su extracción y uso y debe ser pagado rigurosamente por quienes lucran con ella.
Dado que constitucionalmente los recursos naturales corresponden a las provincias, el manejo ambiental y el económico del recurso les corresponde y generaría recursos suficientes económicos y financieros suficientes para coadyuvar mediante controles estrictos de vuelco de efluentes y las obras de infraestructura y el mantenimiento del saneamiento básico a aprovechar el agua de modo sustentable y bajar los índices de vulnerabilidad del ecosistema y de la población.
Hoy el panorama es oscuro como el agua. Hace falta conocimiento y voluntad política. Las soluciones existen.
Año 2008